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La exposición temprana a la contaminación atmosférica y lumínica se relaciona con un mayor riesgo de cáncer de tiroides pediátrico

                       Contaminación provocada por el tráfico (fuente: noticia Infobae “Descubren dos factores que aumentan el riesgo de cáncer de tiroides en niños”).

Un nuevo estudio de la Universidad de Yale sugiere que la exposición temprana a dos contaminantes ambientales generalizados (la contaminación del aire por partículas pequeñas y la luz artificial exterior durante la noche) podría aumentar el riesgo de cáncer de tiroides pediátrico.

Mediante modelos geoespaciales y satelitales avanzados, el equipo de investigación evaluó la exposición individual a la contaminación atmosférica por partículas finas (PM2,5) y la luz artificial nocturna (O-ALAN) según su lugar de residencia al nacer. Todos los participantes del estudio eran de California.

Los resultados mostraron que por cada aumento de 10 microgramos por metro cúbico en la exposición a PM2,5, la probabilidad de desarrollar cáncer de tiroides aumentó un 7 % en general. La asociación más fuerte entre la exposición y el cáncer de tiroides se encontró entre adolescentes (de 15 a 19 años) y niños hispanos.

Tanto las PM2,5 como el O-ALAN se consideran carcinógenos ambientales que, según se ha demostrado, alteran el sistema endocrino. Las partículas asociadas con las PM2,5 representan una amenaza al ser lo suficientemente pequeñas como para entrar en el torrente sanguíneo y pueden interferir con la señalización hormonal, incluyendo las que regulan las vías cancerígenas.

La principal autora del estudio, Dra. Nicole Deziel, afirmó que los resultados son preocupantes considerarando la prevalencia de ambas exposiciones. Las partículas finas se encuentran en la contaminación atmosférica urbana debido al tráfico vehicular y la actividad industrial, y la luz artificial nocturna es común, sobre todo en zonas urbanas densamente pobladas.

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