
Imagen ilustrativa vías respiratorias (fuente: noticia Infobae “Alerta cambio climático: cómo el aumento de las temperaturas puede causar inflamación pulmonar”).
Un estudio reciente, publicado en Communications Earth & Environment, informan que las vías respiratorias humanas sanas presentan un mayor riesgo de deshidratación e inflamación al exponerse al aire seco, una incidencia que se prevé que aumente debido al calentamiento global. La inflamación de las vías respiratorias humanas se asocia con afecciones como el asma, la rinitis alérgica y la tos crónica.
Los investigadores afirman que, a medida que la atmósfera terrestre se calienta, con una humedad relativa prácticamente constante, una propiedad atmosférica llamada déficit de presión de vapor aumenta rápidamente, que cuanto más elevado sea su valor, mayor será la tasa de evaporación del agua, lo que deshidrata los ecosistemas planetarios.
Basándose en predicciones matemáticas y experimentos, los investigadores ahora explican que una mayor presión arterial volumétrica puede deshidratar las vías respiratorias superiores y desencadenar la respuesta inflamatoria e inmunitaria del cuerpo. En el estudio se indica que dicha deshidratación e inflamación pueden verse provocadas por la respiración bucal (cuyas tasas también están aumentando) y una mayor exposición al aire interior con aire acondicionado y calefacción.
El autor principal, David Edwards, afirma "La sequedad del aire es tan crucial para la calidad del aire como su contaminación, y controlar la hidratación de nuestras vías respiratorias es tan esencial como controlar su limpieza".
Los investigadores expusieron cultivos de células humanas, que recubren las vías respiratorias superiores, a aire seco. Tras la exposición, se evaluó la densidad del moco y las respuestas inflamatorias de las células. Las células que experimentaron periodos de aire seco (con una alta densidad de vapor de agua) mostraron una densidad del moco más fluida y altas concentraciones de citocinas, o proteínas que indican inflamación celular. Estos resultados concuerdan con las predicciones teóricas de que la fluidez del moco ocurre en ambientes de aire seco y puede producir suficiente compresión celular para desencadenar la inflamación.
Los investigadores concluyeron su trabajo diciendo que estos resultados tienen implicaciones para otros mecanismos fisiológicos del cuerpo, como el movimiento del agua en los revestimientos mucosos del ojo.
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